sábado, 24 de octubre de 2009

MEMORIA DE LA PROSTITUTA MARIEN O.

Probablemente fue amor.
La vio llegar por la mirilla
expulsada del estómago urbano,
acechada ante las babas del diablo
que otra vez ganaría la partida.
En la mesa ratonera los cigarros
y un dulzor de música
que se acomodaba al cuerpo
lento, espectral.
Apostolado el de mis ojos
frente al abismo
de esas prominencias.
Pidió por adelantado
el combustible de la ambición
y con prestidigitación noctámbula
desapareció entre sus dedos.

La llama acercándose al fuego
con un latir que perforaba el tórax.
Esa vez no hendió demasiado
la química ni pisoteó burdamente
el encanto, tanto encanto...
La muerte de lo anterior
escuchando cobarde tras la puerta.
La muerte de lo actual
de perfume barato y madrugada
tentaba con prejuicios,
Oporto y segundero.

Cayeron lágrimas
cual cristal de taco aguja.
Si ella era el deseo de mil vulvas
yo fui aquel volcán del ansia indómita.
La escarcha derritiéndose
apasible
entre chillidos de murciélagos
y sombras finales.
Labios enlicorados
y un abrazar desnudos el despido
el teléfono falso
la oportunidad
por única tan temida.

Ya bajo el susurro
del alba prisionera
el dinero junto al florero
y reminiscencias de una Judas
que no aprendió de la hiel.-

sábado, 17 de octubre de 2009

LAS TIERRAS QUE CONQUISTARE

La hermosura que te nombra en esta tarde
es vislumbre de las tierras que conquistaré.
Un amor universal y sin condiciones,
que por amor te sabe
y por virtud se expande más y más
en el espacio.

Tus ojos transparentes
donde el ánima se asoma;
el gusto de tu mentira
si los gajos me abres;
la mansedumbre del ocaso
hasta la noche agazapada,
son apenas la antesala
de las tierras que conquistaré.

Todo esto que hoy me desvela
en purísimo fervor y en mil tropiezos
fue ver y seguir tu estela
hacia las tierras de una despreocupación
y de la brisa suave.
Si el universo da señales
de que todo lo unido tiende a desgarrarse,
aprovechemos nuestro tiempo juntos
hasta habitar las tierras que conquistaré.-

LAS PIERNAS DEL AMOR QUE ABRISTE

Las piernas del amor que abriste
fueron el desvío de aquellos días
tan jóvenes y tan vertiginosos.
Esas mismas que lubrican
de sencillez al tiempo intrincado,
que se entrelazan con las mías
cuando la noche nos desmaya
sin piedad...sin rodeos.

Las piernas del roce depilado,
del flujo derramado,
de la enredadera que me atrapa.
Eso era lo que anhelaba
y todavía no tengo demasiado,
eclipsado por la mirada tuya
donde la mañana extiende
su rosicler sublime.

Las piernas en ve corta
que son como todas las caricias, amor...
desde que la humanidad acaricia, amor,
mientras yo elijo palparte
con la abstracción de la palabra en tu ausencia
para que opaques sin quererlo
la evocación a tu regreso.-