domingo, 27 de diciembre de 2009

LAS LILAS

No te tomes a la ligera
el hermoso y ríspido
drama de la existencia.
No serías más que poco
si no fuera por tu buena suerte.
Los imprudentes preguntan:
-¿de qué murió?-
Los bienaventurados
honran el silencio.

A pesar de tantos desaciertos
jamás te imaginé
crecida en años.
¿Cómo pensarte cargada de tiempo,
tiempo que todo decrepita
y con frecuencia envilece?
Mas del sabio aprendí
que la edad
virtuosea al humilde
y al necio decadenta.
¿Por qué habrás de preocuparte?

La muerte no es amor
y aún por amor muchos murieron.
Venero el instinto
temerario y sublime
que en tus huellas
puso mis pies
y en las lilas del baldío mi mirada.-

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